Las hemorragias oculares son generalmente inofensivas, pero en ciertas ocasiones, la acumulación de sangre puede ocurrir en la cámara anterior del ojo, creando lo que se conoce como hifema.
Es importante distinguir entre un simple derrame ocular y condiciones más graves, como el hifema, que puede afectar significativamente la visión y requerir atención médica especializada.
Índice
¿Qué es un hifema?
Un hifema es una acumulación de sangre en la cámara anterior del ojo, ubicada entre la córnea y el iris.
Cuando se produce un hifema, los vasos sanguíneos en esta área se dañan, lo que permite que la sangre se filtre hacia la parte frontal del ojo y se acumule allí. Esta acumulación de sangre actúa como un obstáculo para el paso de la luz. La luz que normalmente entra en el ojo se ve bloqueada o dispersada por la sangre, lo que puede causar visión borrosa o reducida.
Dependiendo de la cantidad de sangre acumulada y de su posición en la cámara anterior del ojo, la visión puede estar parcial o totalmente afectada.
Por qué puede ocurrir esta clase de sangrado
Un hifema puede ocurrir por muchos motivos, pero entre las causas más comunes se encuentran:
- Traumatismo ocular: Un golpe en el ojo puede dañar los pequeños vasos sanguíneos dentro del ojo, lo que provoca que la sangre se filtre hacia la parte frontal del ojo y se acumule allí.
- Lesiones oculares: Las lesiones en el ojo, como cortes, perforaciones o heridas penetrantes, pueden causar sangrado en la cámara anterior del ojo y dar lugar a un hifema.
- Cirugía ocular: Algunos procedimientos quirúrgicos pueden aumentar el riesgo de desarrollar un hifema, especialmente si implican manipulación o trauma en la parte frontal del ojo.
- Trastornos de coagulación sanguínea: Las personas con trastornos de coagulación, como la hemofilia o la trombocitopenia, pueden ser más propensas a experimentar sangrado ocular espontáneo, incluido el hifema.
Cómo identificar un hifema: principales síntomas
Aunque los síntomas pueden variar en gravedad según la cantidad de sangre acumulada en el ojo, presentamos los más comunes a continuación:
¿Cómo diferenciar un hifema de una hemorragia subconjuntival?
Aunque estas dos afecciones oculares son una acumulación de sangre, la hemorragia subconjuntival suele ser inofensiva y es importante saber distinguir entre un derrame y un hifema, ya que esta última es más grave. A continuación, te enseñamos cómo puedes distinguirlas:
Hifema | Hemorragia subconjuntival | |
Apariencia | Acumulación de sangre en la parte frontal del ojo, formando una capa que puede aparecer como una mancha roja en el iris o llenar la cámara anterior | Mancha roja brillante o área de sangre debajo de la conjuntiva, sin afectar la parte coloreada del ojo (iris) |
Síntomas | Visión borrosa o reducida, sensibilidad a la luz, dolor ocular | Generalmente sin síntomas significativos, aunque puede haber una ligera irritación |
Cambio de posición de la sangre | La sangre puede desplazarse al cambiar la posición de la cabeza | La sangre permanece estática, sin moverse |
¿Se trata de una condición grave?
El hifema puede variar en gravedad dependiendo de la cantidad de sangre acumulada en la cámara anterior del ojo y la causa subyacente del sangrado.
En casos leves, donde hay una pequeña cantidad de sangre acumulada en la cámara anterior del ojo y la presión intraocular no se ve significativamente afectada, el hifema puede no ser grave. Estos casos a menudo se resuelven por sí solos con reposo y supervisión médica, sin causar daños permanentes a la visión.
Sin embargo, en casos más graves, donde hay una cantidad considerable de sangre acumulada, puede causar un aumento en la presión intraocular. Este aumento de la presión puede dañar el nervio óptico y llevar a una pérdida permanente de la visión si no se trata de manera adecuada y oportuna. Además, si el hifema es causado por una lesión profunda en el ojo, como daños en la córnea o el iris, la situación puede ser más complicada y requerir intervención médica inmediata, incluyendo posible cirugía.
Tratamiento del hifema
El tratamiento de un hifema grave requiere una combinación de reposo, medicación y seguimiento médico.
Se recomienda reposo en cama con la cabecera elevada para ayudar a que la sangre acumulada en el ojo descienda y se reabsorba más rápidamente.
Además, se suelen administrar gotas oftálmicas, como las de atropina, para dilatar la pupila y reducir la inflamación. Los corticoesteroides en forma de gotas también se utilizan para minimizar la cicatrización dentro del ojo.
Para proteger el ojo afectado y prevenir daños adicionales, se coloca un parche protector sobre el ojo. Durante los primeros días, los médicos miden la presión intraocular al menos una vez al día utilizando un tonómetro, un procedimiento indoloro. Si la presión ocular es alta, los pacientes pueden experimentar síntomas como náuseas, dolor ocular y visión reducida. En estos casos, el oftalmólogo puede recetar gotas para los ojos similares a las que se utilizan para tratar el glaucoma, con el fin de reducir la presión intraocular.
Es importante evitar la ingesta de aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos durante varias semanas, ya que estos medicamentos pueden aumentar el riesgo de sangrado. Dado que haber sufrido un hifema incrementa el riesgo de desarrollar glaucoma a lo largo de la vida, se recomienda que las personas afectadas se sometan a revisiones oftalmológicas anuales.
En casos donde el sangrado es abundante o recurrente, el oftalmólogo puede administrar medicamentos como el ácido aminocaproico o el ácido tranexámico, que ayudan a acelerar la coagulación de la sangre. En raras ocasiones, si el sangrado recurrente provoca un aumento persistente de la presión ocular, puede ser necesario drenar la sangre acumulada mediante un procedimiento quirúrgico.
En qué casos deberías acudir a un oftalmólogo
Es importante acudir a un oftalmólogo en todos los casos, independientemente de la gravedad. Aunque algunos hifemas pueden ser leves y resolver por sí solos con reposo y cuidados básicos, la evaluación de un oftalmólogo es fundamental para determinar la gravedad y asegurar un manejo adecuado.
El oftalmólogo puede realizar una evaluación completa para determinar el tamaño de la acumulación de sangre, evaluar la presión intraocular y descartar posibles complicaciones. Además, puede brindar recomendaciones específicas sobre el reposo ocular, el uso de medicamentos y cualquier otro tratamiento necesario para prevenir complicaciones graves y preservar la salud visual a largo plazo.
Si tienes alguna duda o presentas síntomas de un hifema, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
El Centro Oftalmológico Daniel Perera pone a tu disposición un excelente equipo médico que te garantiza una atención personalizada y de calidad.
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