Lateralidad cruzada

La lateralidad es la preferencia natural que tenemos por un lado del cuerpo: solemos usar más una mano, un pie, un ojo o un oído, y lo habitual es que todos coincidan en el mismo lado. Sin embargo, en algunas personas esto no sucede. Cuando, por ejemplo, el ojo dominante no está en el mismo lado que la mano dominante, hablamos de lateralidad cruzada.

Aunque no siempre causa problemas, esta situación puede influir en la visión, la coordinación y el aprendizaje. En este artículo te explicamos de forma sencilla qué es la lateralidad cruzada, cómo puede afectar a la vista y cuándo conviene consultar con un oftalmólogo.

¿Qué es la lateralidad cruzada?

La lateralidad cruzada es una forma de organización del cuerpo en la que no todos los sentidos o extremidades dominantes se encuentran en el mismo lado. En lugar de tener una lateralidad homogénea (todo en el lado derecho o todo en el izquierdo), algunas personas combinan funciones dominantes de lados opuestos.

Existen diferentes formas de lateralidad cruzada, dependiendo de qué parte del cuerpo esté implicada. El cruce más frecuente y que más atención suele requerir es el visual, cuando el ojo dominante no coincide con el resto de referencias corporales.

Este tipo de organización no es una patología en sí, pero sí puede influir en algunos procesos como la coordinación, la percepción espacial o ciertas tareas de aprendizaje, sobre todo en edades tempranas.

Tipos de lateralidad cruzada

La lateralidad cruzada no siempre se manifiesta de la misma forma. Puede afectar a distintas partes del cuerpo, y según cuál sea la zona implicada, hablamos de diferentes tipos:

  • Cruce visual: el ojo dominante está en el lado contrario al de la mano, el pie o el oído dominante.
  • Cruce manual: la persona usa preferentemente una mano, pero otras funciones (como la visión o la audición) se apoyan en el lado opuesto.
  • Cruce podal: se prefiere un pie para actividades como chutar una pelota, pero el resto de referencias corporales dominantes están en el otro lado.
  • Cruce auditivo: el oído más activo o con mejor percepción no coincide con el lado dominante de las demás funciones.

Detectar el tipo de cruce ayuda a entender mejor cómo se organiza el cuerpo y, en caso necesario, orientar el tratamiento o el apoyo adecuado.

¿Cómo influye la lateralidad cruzada en la visión?

Cuando la lateralidad cruzada afecta al sentido de la vista, hablamos de lateralidad ocular cruzada o cruce visual. Desde el punto de vista oftalmológico, este cruce no se considera un trastorno visual, pero sí puede influir en algunos aspectos de la percepción, especialmente cuando existe una falta de integración entre ambos hemisferios cerebrales. En situaciones en las que hay dificultades de atención, aprendizaje o coordinación, el cruce visual podría estar implicado.

Una de las funciones más complejas relacionadas con la visión es la visión tridimensional, que permite percibir profundidad y volumen. Para que esto funcione correctamente, los dos ojos deben enviar imágenes ligeramente distintas al cerebro, que las une para generar una sola imagen con perspectiva. Este proceso requiere una buena cooperación binocular, es decir, que ambos ojos trabajen de forma complementaria y coordinada.

En algunos casos, cuando existe lateralidad ocular cruzada, puede haber pequeñas interferencias en esta coordinación, lo que afecta a la forma en que se procesan las imágenes. Esto puede traducirse en dificultades para calcular distancias, fijar la vista o mantener la concentración visual durante tareas prolongadas.

Señales que pueden indicar un cruce visual

La lateralidad ocular cruzada no siempre genera síntomas evidentes, y estas señales no confirman por sí solas su presencia, pero pueden ser motivo para realizar una evaluación:

  • Dificultades para concentrarse o mantener la atención.
  • Problemas en el desarrollo del lenguaje oral o escrito.
  • Fallos de coordinación, especialmente en actividades que requieren precisión visual y motora.
  • Dificultades en la lectura, como confundir letras o perder el hilo fácilmente.
  • Problemas con el equilibrio o la orientación espacial.
  • Inseguridad al calcular distancias o seguir objetos con la vista.
  • En algunos casos, aparición de frustración o ansiedad ligada al esfuerzo que implican ciertas tareas.

¿Qué consecuencias puede tener si no se trata?

Aunque la lateralidad cruzada no es una patología, puede tener ciertas consecuencias si interfiere en el desarrollo visual o cognitivo, especialmente en etapas tempranas de la vida. Cuando no se detecta a tiempo, algunas personas pueden presentar:

  • Mayor esfuerzo visual, con fatiga frecuente en actividades como la lectura o el uso de pantallas.
  • Dificultad para desarrollar una buena percepción espacial, afectando actividades físicas o deportivas.
  • Desmotivación o frustración ante tareas escolares o de aprendizaje que exigen coordinación visual.
  • Problemas para automatizar procesos como la lectoescritura o el seguimiento de líneas de texto.
  • Bajo rendimiento académico derivado de una integración sensorial deficiente.

Detectar a tiempo la lateralidad ocular cruzada puede ayudar a evitar que estas dificultades se intensifiquen y afectar lo menos posible el día a día.

Tratamientos para la lateralidad ocular cruzada

En los niños, lo más importante es contar con un diagnóstico precoz, preferiblemente entre los 4 y 5 años. A partir de ahí, el tratamiento debe adaptarse a las necesidades de cada caso, teniendo en cuenta el grado de disfuncionalidad.

Una de las terapias más utilizadas es la reorganización neurofuncional, que busca mejorar la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales, aprovechar la plasticidad neuronal y favorecer un desarrollo más equilibrado del sistema nervioso. El objetivo no es cambiar la lateralidad, sino reducir el impacto que pueda tener en la vida diaria.

En cualquier caso, el primer paso siempre debe ser una revisión oftalmológica. Si hay un cruce visual, es fundamental tratar primero cualquier alteración de la visión antes de intervenir sobre la lateralidad.

Es recomendable acudir al oftalmólogo cuando se detectan señales que podrían estar relacionadas con una lateralidad ocular cruzada, especialmente si interfieren en el aprendizaje, la concentración o la coordinación visual.

En el caso de los niños, conviene hacer una evaluación oftalmológica si a los 4 o 5 años presentan dificultades al comenzar con la lectura, la escritura o muestran problemas de atención. Cuanto antes se detecte el cruce visual, más fácil será adaptar el tratamiento y reducir posibles efectos en el desarrollo.

También es aconsejable consultar con el oftalmólogo si un adulto nota fatiga visual, dificultad para fijar la vista o para calcular distancias, especialmente si estas molestias afectan a su vida diaria.

Si tienes dudas sobre la lateralidad cruzada o crees que podría estar afectando a tu visión o a la de tu hijo, no dudes en contactar con nosotros.

El Centro Oftalmológico Daniel Perera pone a tu disposición un excelente equipo médico que te garantiza una atención personalizada y de calidad.

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