
Un ojo rojo, una molestia que no desaparece o una pérdida repentina de visión… Ante estos síntomas, muchas personas dudan si deben acudir a urgencias oftalmológicas o esperar a una cita normal. Cuando se trata de la salud visual, es importante saber cuándo actuar inmediatamente para evitar consecuencias graves e irreversibles.
En este post te ayudamos a identificar qué señales requieren atención inmediata y cuáles pueden esperar, para que tomes decisiones a tiempo.
Índice
¿Cómo saber si un problema ocular es urgente?
No todos los problemas en los ojos requieren una visita inmediata al oftalmólogo, pero algunos síntomas pueden ser señales de alerta. La clave está en observar cómo aparece el síntoma, su intensidad y si va acompañado de otros signos, como dolor, visión borrosa o enrojecimiento.
Si un problema visual surge de forma repentina, empeora rápidamente o afecta a tu capacidad para ver con normalidad, puede tratarse de una urgencia oftalmológica. En esos casos, no conviene esperar a ver si mejora solo: cuanto antes reciba atención médica el ojo, mayores serán las posibilidades de evitar daños permanentes.
También es importante prestar atención a si el síntoma afecta solo a un ojo o a ambos, si aparece tras un golpe o contacto con productos químicos, o si hay antecedentes familiares de enfermedades oculares.
Síntomas que requieren atención inmediata
Hay ciertos síntomas oculares que, por su aparición brusca o su gravedad, deben considerarse motivo suficiente para acudir sin demora a urgencias oftalmológicas. Ignorarlos o esperar puede poner en riesgo la visión.
Algunos de los más importantes son:
- Pérdida repentina de visión, total o parcial, en uno o ambos ojos.
- Dolor ocular intenso, especialmente si aparece de forma súbita o se acompaña de otros síntomas.
- Visión doble de aparición repentina.
- Ojo rojo con dolor o pérdida visual.
- Golpes en el ojo o traumatismos.
- Presencia de un cuerpo extraño que no se elimina fácilmente.
- Contacto con sustancias químicas o quemaduras en el ojo.
- Pupilas de diferente tamaño sin causa conocida.
Ante cualquiera de estos signos, lo mejor es acudir a urgencias oftalmológicas. Cuanto antes se evalúe el problema, mayores serán las opciones de preservar la salud ocular.
Molestias frecuentes: ¿urgencia o cita programada?
No todas las molestias requieren acudir a urgencias oftalmológicas. Algunas pueden resolverse con un tratamiento pautado tras una revisión programada.
Estas son algunas situaciones que, en principio, no son urgentes, pero sí merecen una consulta con el oftalmólogo:
- Ojo seco, salvo que cause dolor intenso o altere la visión.
- Lagrimeo constante, si no va acompañado de enrojecimiento o molestias importantes.
- Temblor en el párpado, que suele ser benigno y pasajero.
- Malposición de los párpados, cuando no provoca dolor ni afecta la visión.
- Hiposfagma (mancha de sangre en el ojo), si no se acompaña de otros síntomas.
En todos estos casos, lo más recomendable es pedir cita en consulta para que el especialista valore la causa y proponga el tratamiento adecuado. Y si con el paso de los días los síntomas empeoran, entonces sí puede ser necesario acudir de urgencia.
Patologías que siempre son urgencia oftalmológica
Más allá de los síntomas, hay enfermedades oculares que requieren atención inmediata desde el primer momento, aunque no siempre provoquen dolor. En estos casos, acudir rápidamente a urgencias oftalmológicas es clave para preservar la visión y evitar complicaciones graves.
A continuación, repasamos algunas de las principales patologías que, por su naturaleza, siempre deben ser valoradas de urgencia por un especialista.
Glaucoma agudo de ángulo cerrado
El glaucoma es una de las urgencias oftalmológicas más graves. Ocurre cuando se bloquea el drenaje del humor acuoso en el ojo, lo que provoca un aumento brusco de la presión intraocular.
Sus síntomas aparecen de forma repentina y pueden incluir dolor ocular intenso, enrojecimiento, visión borrosa, halos alrededor de las luces, náuseas y vómitos.
La presión elevada puede dañar rápidamente el nervio óptico, por lo que el diagnóstico y tratamiento deben ser inmediatos. Cualquier retraso puede traducirse en pérdida permanente de visión.
Desprendimiento de retina
El desprendimiento de retina ocurre cuando esta capa interna del ojo se separa del tejido que la nutre, interrumpiendo el flujo de oxígeno y nutrientes necesarios para su funcionamiento.
Los síntomas más comunes son la aparición súbita de destellos de luz (fotopsias), un aumento de “moscas volantes” (miodesopsias) y una sombra oscura que avanza en el campo visual, como si se corriera una cortina.
Es fundamental acudir de inmediato a urgencias oftalmológicas. El tratamiento suele requerir cirugía, y la rapidez en la intervención es clave para salvar la visión.
Lesiones oculares traumáticas
Los golpes, cortes o heridas en el ojo pueden parecer leves al principio, pero ocultar lesiones internas graves. Cualquier traumatismo ocular debe valorarse de forma urgente, especialmente si hay dolor, visión borrosa, sangrado, hinchazón o dificultad para abrir el ojo.
Estas lesiones pueden incluir desde contusiones y cuerpos extraños clavados hasta perforaciones del globo ocular o quemaduras químicas o térmicas. En algunos casos, es necesaria una intervención quirúrgica urgente para evitar secuelas irreversibles.
Ante un impacto en el ojo, lo mejor es no manipular la zona y acudir cuanto antes a urgencias oftalmológicas.
Celulitis orbitaria
La celulitis orbitaria es una infección grave de los tejidos que rodean el ojo. Suele originarse por la extensión de una sinusitis o por una herida infectada cerca del párpado, y requiere atención médica urgente.
Entre sus síntomas se incluyen: hinchazón y enrojecimiento del párpado, dolor al mover el ojo, visión doble o borrosa, fiebre y malestar general. También puede haber protrusión del globo ocular (ojos saltones).
Si no se trata a tiempo, esta infección puede extenderse a otras zonas del rostro o incluso al cerebro, con complicaciones muy serias.
Iritis o uveítis
La iritis es la inflamación del iris, mientras que la uveítis afecta a otras partes de la úvea, una capa interna del ojo. Ambas condiciones pueden aparecer de forma repentina y comprometer seriamente la visión si no se tratan a tiempo.
Los síntomas más frecuentes son: dolor ocular, enrojecimiento, sensibilidad a la luz (fotofobia), visión borrosa y la presencia de manchas oscuras en el campo visual.
Aunque en algunos casos el origen es infeccioso, también puede estar relacionado con enfermedades autoinmunes. Por su impacto visual y su evolución rápida, la valoración urgente por parte del oftalmólogo es imprescindible.
Hemorragia vítrea
La hemorragia vítrea ocurre cuando se acumula sangre en el cuerpo vítreo, la sustancia gelatinosa que llena el interior del ojo. Esta sangre puede interferir con el paso de la luz hacia la retina, provocando visión borrosa, manchas oscuras flotantes o pérdida parcial de la visión.
Las causas más comunes son la retinopatía diabética, traumatismos, desgarros retinianos o desprendimiento de retina. Aunque no siempre hay dolor, la afectación visual es un signo de alarma que requiere atención urgente.
Queratitis infecciosa aguda
La queratitis infecciosa es una inflamación de la córnea causada por bacterias, virus, hongos o parásitos. Es una condición potencialmente grave que puede afectar la transparencia de la córnea y poner en riesgo la visión si no se trata rápidamente.
Los síntomas incluyen: dolor ocular intenso, enrojecimiento, lagrimeo, fotofobia, visión borrosa, secreción y sensación de cuerpo extraño en el ojo. En casos más avanzados, puede formarse una úlcera corneal.
Es especialmente frecuente en usuarios de lentes de contacto, sobre todo si no se siguen correctamente las medidas de higiene y preservación. Ante cualquier sospecha de infección corneal, es fundamental acudir de inmediato a urgencias oftalmológicas.
Si has identificado algún síntoma preocupante o sospechas que podrías padecer una de las enfermedades oculares que hemos mencionado, no dudes en contactar con nosotros.
El Centro Oftalmológico Daniel Perera pone a tu disposición un excelente equipo médico que te garantiza una atención personalizada y de calidad.
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